Mis domingos por la mañana

Quién no ha recordado alguna vez un pasaje del pasado...


Quién no ha vuelto a saborear en la memoria o a oler un recuerdo...


Quién no ha evocado entonces esas mañanas de domingo relajado, donde la familia disfrutaba unida del sosiego de las diez de la mañana, siempre acompañada del pálido sol que iluminaba sin calentar; esa mañana plácida con una mesa redonda repleta de anécdotas labradas en la semana dispuestas a ser comentadas por unos y otros, con su zumo exprimido de naranjas con sabor a Naranja, con sus tostaditas adornadas con mantequilla y mermelada, de pan recién cortado, salidas de ese tostador tiznado por los años, y que tan ricas estaban... 


Con esas servilletas descoloridas de tela que la abuela había hecho bastantes años atrás cuando su pulso aún le obedecía, tan personales, cada una con su identificativo, bien fuese una pera, o una manzanita, con un característico olor a limpio, con el borde bien marcado que al final quedaba difuminado de tanto usarlo... 


Y entonces ha sido inevitable pensar cómo cambia la vida, cómo todo se vuelve más complicado, más estresante... donde la leche ya no sabe a ColaCao, sino a café más bien cargao', que ya no se calienta lentamente en el cazo, ese que sin ninguna floritura hacía su función como ninguno...
( y debo referirme con esto al invento revolucionario que lo hizo quedar atrás, con el que si te pasas te quemas y si no llegas es como si no lo hubieras usado...)
 Leche que ya no es como antes, que no deja la "telilla" en la superficie que tanto asco me daba, porque hasta eso ya se ha solucionado... gracias a la leche aguachinada... digo... desnatada.
Pero incluso retomar esa vieja costumbre sería difícil con la vitrocerámica tan ultramoderna que se usa con tan solo un dedo, puesto que ni con libro de instrucciones consigues dar con la clave, al menos, yo... será que soy demasiado tradicional...


Y sí, hablando de esto en conversaciones sobre meriendas con grandes vasos de leche y coca de nuez como las de antes, creo que voy a retomar viejas costumbres, a recuperar sin duda esos momentos del pasado, que me remarcan lo valioso del tiempo, lo intenso de un recuerdo, lo sabroso de un anhelo...

Feliz domingo por la mañana...