Durante varios meses por no decir un año largo, duro y amargo, me he estado planteando quedarme en estado de hibernación sentimental permanente, y es que he descubierto que es la mejor manera y la más egoísta de no sufrir con enredos propios de comedias románticas.
Ya pasé por eso, la época quizás más bonita de mi vida hasta ahora, sabiendo que el término reciprocidad podía ser posible. Hasta que llegaron como siempre, las amantes odiadas, las preocupaciones; sumadas a la influencia del entorno, el no saber si eso era lo que realmente deseaba y lo que me hacía feliz. Por intentar llevarlo todo al terreno de lo onírico, de lo perfecto, quizás empecé a ver errores donde antes no existían, a ver que la distancia entre ambos cada vez se multiplicaba y de cometer errores que jamás me perdonaré, ni por su parte, ni por la mía.
Pero como ya he dicho, eso ya es pasado y ahora tocaba el presente, gélido cual témpano de hielo que me protegía, hasta que, sin yo querer alzar mariposas al vuelo, han volado por si solas sin poder frenarlas, al menos puedo constatar con esto que mi estómago, ya no así mi corazón, está vivo y puede sentir ese nerviosismo casi adolescente.Quizás luego venga el... "fuiste muy deprisa anticipándote a las buenas noticias" pero por una vez, me da igual la caída, total, ya estoy medio muerta de frío, sólo me podrá ayudar a desgranar en unos cuantos pedacitos más ese gran bloque helado del que más tarde o más temprano me tendré que deshacer a base de esfuerzo, o en su defecto, de hostias como panes, aunque suene soez decirlo, es lo que hay.
Así pues...
¡Que sea lo que el destino y su guía quieran!
No hay comentarios:
Publicar un comentario