Escuchando: Semilla en la Tierra -Carlos Chaouén-
Una mañana de domingo cálido de otoño empecé a reordenar pensamientos y decidí darle un uso distinto a esas cajas de cartón olvidadas en el desván que también sirvieron de albergue de objetos de infancia, cargados de emotividad que tantas alegrías me dieron en su día, en los que deposité sueños de un futuro alentador y donde la felicidad se reflejaba como en el recién estrenado espejo del recibidor.
Muchos de esos pedazos de cartón se convertían con la fuerza de la IMAGINACIÓN* en casitas, coches y demás atrezzo para esas simples muñecas, muñecas que están desapareciendo o mutando para dar paso a putones plastificados.
La sencillez que tanto añoro... se desvanece.
((*IMAGINACIÓN: Dícese de aquella capacidad más propia de antaño con la que los niños construían ilusiones y un mundo lleno de fantasía, sin tantas PlayStations ni Bollicaos.))
Y mientras empaquetaba en esas cajas reusadas los motivos por los que esa inocencia de niña se perdió, me preguntaron…
[...]
- “¿Qué es lo que estás guardando en esos recovecos de frágil cartón?"
- "Pues verás, es mi Vida lo que quiero dejar atrás. Necesito modificar aquello que no termina de cuajar para forjarme de una maldita vez como debe ser. Estoy atascada, como en un bucle de un sólo sentido y sin retorno, donde no entra nada nuevo y donde el aire empieza a ser asfixiante ya. Quizás me he dado cuenta de que hago acopio de un afán exacerbado por controlarlo todo, para que, aquello que no lo es, intente ser perfecto, y sí, sé que me dirás que eso es un tanto disparatado pero precisamente por eso estoy haciendo lo que ves..."
- "Si necesitas ayuda, sólo tienes que pedirlo, sabes que estoy ahí."
- "Por descontado que lo sé, y te lo agradezco en el alma, pero necesito hacerlo sola y aprovechar los tropiezos. Quiero ser persona de paz interior, para complementar lo malo que no puedo evitar tener."
- "Estás tendiendo otra vez al correccionismo de lo perfecto, ¿te das cuenta verdad?"
- "Inevitablemente... Tranquilo que ya lo dejo a un lado, pásame la cinta aislante que voy a por la siguiente..."
[...]
Con esta reflexión del paso del Tiempo y de la Vida, de como la madurez se expande en nuestra mente haciéndose hueco entre la dulzura de la niñez, os doy mi más sincera y anhelante bienvenida.
Paula.