Entrando en época de frío inexorablemente
sin que mis ruegos sean escuchados para que vuelva mi amado verano
sólo encuentro calor entre los resquicios del edredón
con su musicalidad percursionista me retiene cada mañana sin soltarme...
En la oscuridad de la noche me visita la calidez y humedad de un Beso
pero no es uno cualquiera puesto que lleva aferrados sentimientos
y evoco en mi mente ese recuerdo, esa sensación placentera y me doy cuenta,
de que lo echo de menos...
La serenidad y templanza adquiridas durante estos años han sido de gran ayuda,
no lo dudo, ni lo pienso, pero tarde o temprano intuía que llegaría su fecha de caducidad,
al igual que la calma sale tras cada tormenta,
la Esencia aflora como la primavera...
Ya no quiero compartir mi piel con la sábana fría que me espera cada noche en mi habitación...
Que ya no quiero...
¡Que no!
