lunes, 8 de marzo de 2010

Tahúr...

  Tiempo largo de reflexiones tanto dulces como amargas, adivinando actuaciones enfrentadas entre lo que mi mente me dicta y lo que mis sentidos perciben... Agudizándose cada vez más gracias a la práctica, haciendo que el enigma se desvele sin demasiada dificultad mostrándome la realidad:
  Acusado narcisismo de cada cual, 
     ese que mira solamente lo que quiere ver,  
         ese que da cerciorándose que recibirá, el que tanta lástima me puede llegar a trasmitir. ¿Quizás en otra época fuera diferente? Sinceramente es un pensamiento que me ronda desde largo tiempo atrás, pero que no puedo descifrar. Tal vez por eso me resulte tan atrayente...
  Hasta las rutinas más sencillas resultan significativamente más atractivas que los grandes planes que desvelan al más soñador y que a ratos se tornan decepcionantes cayendo ante tanta expectativa prefijada. Las primeras son de las que, no sin esfuerzo, pretendo sacar partido, donde las sonrisas gratuitas sanan toda confusión y liberan endorfinas como la mejor medicina artificial a esa infectada narcisociedad.
  Últimamente me repiten las rarezas que me rondan, pero si ser raro significa distanciarme de lo mundano, de lo establecido, de lo cotidiano; sí gracias, me encanta esa burbujita, es tan apacible que dan ganas de no salir jamás a corroborar que lo de fuera no me seduce en absoluto, pero sí, unas cervezas sí que me tomo, pues un dulce no suele amargar a nadie... y menos si la compañía ya resulta suficiente.
  Raro es que cambie de opinión, ya que cada tahúr tiene su juego, su marca, su identidad, aunque las cartas sean sus traicioneras aliadas debe confiar en ellas y en su suerte, a rachas ligada o no a ellas, pero preferentemente con un "As" en la manga...




  Si es lo que toca, voy a jugar, por supuesto y limpiamente, aprenderé siempre que me sea posible y mis circunstancias me lo permitan, porque es la forma de enaltecer la personalidad desvinculándola del resto.
  Intentar es el primer paso, y ciertamente es el más excitante puesto que no conoces nada respecto a lo que te enfrentas, así que la sensación podría nombrarse como curiosidad intrigante, empieza ese ansia de búsqueda, sin éxito inicial, ya que tu experiencia no te permite hallar la respuesta con las limitadas variables que maneja.
  Entonces, como en una carrera, preparas el terreno, calientas y te dispones a ello, la curiosidad intrigante comienza a tu lado la andadura y te das cuenta de que eso que criticabas o que no te interesaba hace un tiempo, empieza a plantearte un reto, un reto que ahora visualizas perfectamente, y piensas, y corres, y sudas, y ríes...
  Mientras, una voz familiar te acompaña aportando esa musicalidad cálida que necesitas como apoyo moral, y entonces el camino se va acortando cada vez más, y quieres alcanzar una meta nueva, un nuevo proyecto, ambicioso sí, pero sano...
  Pensando, te da por comparar... qué grande sería si todas las ambiciones pudieran clasificarse de manera tan humana, sin implicar traspiés, ni trampas como algunos de los otros jugadores de la mesa... sólo el propio esfuerzo y capacidad de superación, qué idílico y qué bonito, al menos en la burbujita es lo que ponen en televisión... Esa de afuera que me dan ganas de asesinar cuando te plantea una frase tan aberrante como "Eres de los que leen, ¿o prefieres ver la tele?"  - Pues sólo por no seguirte, elijo lo primero, anormal bajo la media...
  Reitero... basura no, vertedero... dan ganas de mandarla a freir espárragos a ver si así se vuelven un poco más verdes y naturales, porque lo que es la carroña y la carne podrida la tienen ya muy aprendida...
  En fin, que intentaré seguir a lo mío sabiendo que sigues a mi lado porque gracias a ti las sonrisas son de esas que ensanchan el alma, y no sabes lo amplia que me la has dejado esta tarde...


TE quiero, y siempre lo haré, porque la genética nos une y hay que sacarle partido...
TE espero porque me da que en esta partida, llevamos un full...